Siete años hemos tenido que esperar para que se ratifiquen nuestros derechos en un Tribunal. Ayer recibimos la buena noticia de que el Tribunal Constitucional avalaba por una amplía mayoría el matrimonio entre personas del mismo sexo, dando así al traste con el recurso que interpuso el PP contra el mismo y que nos ha mantenido en jaque durante siete largos años.
Sinceramente no esperaba otra decisión por parte del Tribunal porque lo contrario me parecía directamente brutal porque se cargaría de un plumazo el supuesto de igualdad para todos los españoles que contempla la Constitución que tanto les gusta a nuestros políticos, esa que solo puede ser cambiada de forma express si lo pide Merkel, pero que no se puede tocar si quien lo pide es el pueblo español.
Ya con la sentencia en la mano y sabiendo que el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo ha sido ratificado y que el PP ha asegurado que acata la sentencia y que no presentará recurso podemos decir que ha triunfado el sentido común y la igualdad, lo que es una buenísima noticia. Pero esta es una noticia, que nunca debió existir porque nunca debió ser puesto en duda.
Durante ocho largos años el PP ha jugado ha discriminarnos, a utilizarnos políticamente para seguir contando con los votos del ala más conservadora y rancia de su partido. Jugando al doble juego de: «lo que no me gusta es que se utilice la palabra matrimonio» y manteniendo a toda la comunidad LGTB en guardia y en vilo.
¿Quien nos va a resarcir por estos siete años en los que nuestros derechos han sido mantenidos en duda? El recurso del PP no ha sido gratuito e inocuo. El recurso del PP ha sido una inyección de intolerancia, de odio, de homofobia inyectado en la sociedad española, que si bien no ha conseguido su objetivo de envenenar a la mayoría de los españoles si ha permitido que algunos cafres cavernícolas se hayan permitido el lujo, de amparándose en ese recurso existente, poner en duda el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso atacarnos con ello.
El daño que ha causado que durante ocho años hayamos vivido con la sensación de que nuestros derechos estaban en una cuerda floja, la tensión a la que se han visto sometidas muchas parejas homosexuales que ya se habían casado y que temían que sus matrimonios fueran convertidos en otra cosa por las convicciones retrógadas de quienes presentaron el recurso, eso no lo va a reparar el reconocimiento del Constitucional, ni que el PP aseguré ahora que acata la sentencia y no presentará recurso, porque eso es lo justo.
El PP debería pedir disculpas a toda la comunidad LGTB y a toda la sociedad española por haber intentado inocular la intolerancia, el odio y la desigualdad. Por habernos hecho vivir durante tantos años con la espada de damocles sobre nuestras cabezas, por tratar de convertir un acto de amor en un arma política y por demostrar con este recurso que ellos no gobiernan para todos los españoles sino para todos los que son como ellos, dando la espalda al resto.
Sin embargo, desde el PP hay quien sigue agitando las cavernas, y ya nos encontramos con que el Ministro de Interior Fernández Díaz dice que : «sigo creyendo que el matrimonio solo puede ser entre hombre y mujer», demostrando así el talante democrático del PP y poniendo en cuestión a la justicia, la Constitución y la democracia. Por desgracia para él, la Igualdad se ha impuesto y sus palabras solo dejan en evidencia que su Partido seguirá utilizándonos para seguir contentando a la extrema derecha del PP promoviendo el odio y la homofobia e ignorando la sentencia del Constitucional y su derrota en el mismo.
Hoy, ya nadie puede decirnos que lo nuestro no son matrimonios, ni negarnos el derecho a vivir el amor y formar nuestras familias como cualquier otro independientemente de con quien hayamos escogido y de su sexo. Hoy ha ganado la igualdad y han sido derrotados los homófobos, la Iglesia y todos esos que desde las cavernas mediáticas clamaban contra la igualdad, contra el amor y contra la Constitución que desde su creación reconoce que todos somos iguales y que ellos han puesto en duda. Curioso que a los que piden cambiar la constitución se les llame antidemócratas y a los que han intentado que excluya a toda la Comunidad LGTB no se les llame absolutamente nada.
Por suerte, pese a quien pese, ni la palabra matrimonio, ni el derecho a que cualquier español se case con quien le de la gana volverá a ser puesto en duda y esa es una gran victoria en esta batalla por conseguir la igualdad y la normalidad. Batalla que no terminará mientras existan personas que ataquen nuestros derechos, como ya ha hecho el Ministro de Interior, y mientras se siga permitiendo que desde las cavernas mediáticas o desde la Iglesia se siga promoviendo el odio, la homofobia y la más pura intolerancia.
Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero hoy podemos disfrutar y felicitarnos por la batalla ganada. Hoy ya nadie podrá decir o negarse a decir que nuestras uniones son matrimonios. Hoy todos los españoles ganamos, porque han ganado la igualdad y por lo tanto la democracia y la libertad. Y eso, es lo más importante y el PP no nos va a aguar la fiesta, que asuman su derrota, que se disculpen y que nos dejen en paz y se pongan a solucionar los problemas que tiene España que no son pocos y que de momento solo han conseguido agravarlos, en vez de seguir utilizándonos para conseguir votos.